Desde la «provincia» de Europa observamos con atención los desarrollos de una parte de la región de Asia Oriental, especialmente a lo quesucede en China, Japón y Corea, y su nueva agencia en la globalización que caracteriza al siglo xxi. La polifonía del mundo con susmúltiples voces, que cada vez se oyen y escuchan más, reducen aprovincia lo que se concibió a sí mismo como universal, y en estecontexto, Asia Oriental, con su diversidad y heterogeneidad interna,se amplía y expande más allá de sus fronteras. De hecho, lasinfluencias y el impacto de productos e ideas procedentes de allí, yde otras regiones, nunca dejaron de llegar al resto del mundo. Lasprovincias siempre se han comunicado y mezclado. Al mismo tiempo quese constata que la economía, política y cultura de Asia Orientalconforman la globalización desde hace mucho tiempo, también laspersonas de ese origen que se han desplazado a otras tierras pararesidir, trabajar, estudiar, entre otras cosas, han dejado suimpronta, aportando diversidad cultural y enriqueciendo a lassociedades donde se establecen con sus contribuciones y legados. En