No es posible detener por completo el cambio climático. Pero sí lo es impedir una catástrofe climática resultado de rápidos procesos de retroalimentación que conducen a un "cambio climático abrupto". Si no impedimos ese cambio abrupto, muchas especies se extinguirán y cientos de millones de seres humanos morirán a causa de las sequías, el hambre, la carencia de agua, las enfermedades, la represión y las guerras.
La cuestión es: ¿es posible hacerlo? ¿tenemos recursos para ello?
Sí podemos. El dinero no falta. El mundo invierte muchos miles de millones cada año en armamentos y gastos militares, y el dinero no escasea para eso. Tampoco para ayudar a las entidades financieras. Y luchar contra el calentamiento global generaría muchos empleos. ¿Por qué entonces no se abordan de una vez medidas eficaces para detener el peligroso proceso al que estamos abocados?
La razón reside en el enorme poder que atesoran las corporaciones vinculadas de una u otra forma a la industria del carbono. Ellas y los "mercados" deciden el rumbo que han de tomar las economías, imponen sus intereses, y la mayor parte de los políticos lo consienten.