En su viaje a EEUU, los hermanos goodman fueron testigos de cómo los activistas de base iban arrebatando la política de manos de los políticos. En sus encuentros pudieron constatar cómo la gente corriente recuperaba la confianza en sí misma y en la lucha colectiva para enfrentarse a la demencial política de su gobierno.
Enfrentándose a la locura habla de todas estas gentes y de esos movimientos: de héroes ordinarios en tiempos extraordinarios.