La historia de la cooperación global es una historia repleta de soñadores, que nos incita a encontrar una causa común que pueda ayudar a remediar los peores problemas de la humanidad. Sin embargo, las instituciones internacionales son también herramientas de las que se sirve el poder para promover sus propios intereses. «Gobernar el mundo» es el sugestivo relato de doscientos años de esa inevitable tensión: la alquimia inestable y, a menudo sorprendente, entre ideas y poder.