Las tesis de Peter Sloterdijk, en su gran investigación acerca de la naturaleza del hombre, podrían ser comprendidas como la crítica del cuento del retorno de las religiones. No es la religión la que retorna, sino que, más bien -tal como Peter Sloterdijk documenta en su amplio estudio- encuentra su lugar algo muy fundamental en el presente: el hombre como ser que practica, como ser que, a través de sus ejercicios, se produce y se transciende a sí mismo.
"¡Has de cambiar tu vida!' La voz que Rilke oyó en el Louvre se ha desprendido entretanto de su situación originaria. En el plazo de un siglo ha penetrado en el espíritu general del tiempo, más aún, se ha convertido en el contenido último de las comunicaciones que circulan por el mundo."
Peter Sloterdijk, en su defensa de la ampliación de la zona de prácticas, tanto del individuo como de la sociedad, diseña una antropología básica y fundamentalmente nueva. El meollo de su ciencia del hombre reside en el conocimiento de la autoformación de todo lo humano. La actividad tanto del individuo como de los colectivos actúa incesantemente sobre él y sobre cada uno de ellos.