Cuando España se abría tímidamente al mundo, cuando los europeos empezaban a interesarse por nuestro país, por sus playas limpias y por sus gentes antiguas pero vitales, cuando se intuían los primeros signos de un cambio de ciclo, nació el Toro de Osborne. Era el año 1957, de eso hace ahora seis décadas, toda una vida en la que el Toro, nacido como valla publicitaria, se ha convertido en el icono de todo un país. Para entender esta figura, admirada por artistas y diseñadores, alabada por intelectuales, cantada por poetas y venerada por gentes de toda condición, tanto españoles como extranjeros, hay que conocer su entorno, la casa en que nació, Bodegas osborne, cuya historia se remonta hasta el año 1772. De tan significativo proceso trata el libro, presentado en edición bilingüe español-inglés: de sus lejanos ancestros de origen inglés, de la vinculación al mundo de los vinos de Jerez, de la consolidación de una firma que durante dos siglos y medio ha querido estar en la vanguardia sin abandonar nunca sus lazos familiares y su solar de El Puerto de Santa María. El Toro de Osborne es hoy el emblema de una casa asumido por prácticamente todo un país, quizás porque es la idea contemporánea del toro mediterráneo, antiguo y mítico que, silencioso e inmutable, contempla ahora, desde sus alturas, el paso del tiempo y el trasiego de las gentes. Las fotografías de Pau Barroso y los textos de Jaime Nuño abundan en este concepto de convivencia entre tradición y cambio, entre un pasado emotivo, un presente efímero y un futuro por descubrir, momentos donde este Toro tiene su parcela de protagonismo.
