Resulta difícil todavía hoy, a más de setenta años del desarrollo en la creación española de una poética de guerra, entrar en el mundo cultural de la época que va desde 1936 a 1939, cuando el país se partió en dos, cuando los españoles se dedicaron a matarse unos a otros, cuando se interrumpió brutalmente aquel momento de profunda creatividad que significaba la primera parte del siglo, el periodo que llega hasta 1936, para pasar a una creatividad diseñada en la historia más acuciante, una historia de vida y muerte, de heroísmo obligatorio que los poetas cantaron repetidamente.
Por todo eso, la poética de la guerra civil debe contemplarse con una perspectiva que intente hacer avanzar y retroceder la óptica que aquel tiempo determina.