Aunque ligado necesariamente a la naturaleza, el hombre es al mismotiempo libertad capaz de diferenciarse de lo material y infinito ysolvente para proyectarse hacia valores espirituales e infinitos. Deesto trata este libro: de la persona humana y su relación con Dios,sin la que es un ser sin sentido. El vehículo que el autor emplea para realizar esta tarea son frases breves e incisivas escritas en losmuros de diferentes pueblos y ciudades, pues, a veces, Dios escribe en las paredes.Deliberadamente, esta miscelánea de ensayos se plantea de manera quealgunos se desarrollan a partir de experiencias autobiográficas, pero, sobre todo, de experiencias reales de otros protagonistas, pues lostestimonios dan al relato un sentido de veracidad y autenticidad mayor que el de los argumentos, ya que dejan traslucir la vida vivida.También premeditadamente, el autor procura hablar lo imprescindible, a fin de dejar que lo hagan autoridades inmunes al desgaste, de novedad permanente, y con la capacidad de decir cada vez más a mayor númerode personas.