En una interesante entrevista Tim Burton (recién salido entonces de la madriguera de conejo de su adaptación cinematográfica de Alicia en el País de las Maravillas) hacía un apunte muy perspicaz acerca de por qué, a su juicio, habían fracasado las anteriores adaptaciones cinematográficas de la obra de Carroll: «Todos se han limitado a mirar a Alicia como a una niña a la que, simplemente, le suceden cosas fantásticas, pero nadie se ha parado un segundo a preguntarse quién es esa niña». Quizá, en esa queja tan simple de Burton estén contenidos todos los malentendidos habituales de quienes rechazan la obra de Carroll como un sencillo libro de aventuras incomprensibles, o como un falso libro para niños.