Tradicionalmente, la arquitectura de los monasterios de la Orden deCíster ha sido estudiada desde una decisiva perspectiva estilística.El hecho de que la orden iniciara la reforma del monacato benedictinoprevio, reordenándolo en unos nuevos y rigurosos patrones funcionaleso que buscara desasirse del yugo que las imágenes podían suponer parauna religiosidad contemplativa quiso relacionarse con que, bajo uncriterio estético, los propios monjes hubieran querido también crearun modelo estilístico para su arquitectura que, allá por el siglo xii, pudiera definirse finalmente como «arte cisterciense». Estasingularidad inherente a la reforma hizo que los investigadores seplantearan una norma de análisis y, por descontado, un catálogo deformas, planos y disposiciones que, desde hace décadas, han permitidoestablecer un juego de relaciones, analogías y disimilitudes entremonasterios. Pudiera parecer que, entonces, su arquitectura noplanteara mayores dificultades que las que pudieran surgir de laaplicación de un patrón de estudio formal. Por el contrario, nuevosenfoques sobre las posibilidades de estudio de un monasteri