Cuando durante la primera guerra mundial el periodista Lowell Thomas llegó a Jerusalén y se cruzó por la calle con un príncipe árabe de rasgos occidentales, se quedó intrigado. Más tarde, en el palacio del gobernador, sería presentado al que resultaba ser un teniente del ejercito británico llamado T. E. Lawrence. Con él viajó a los escenarios del levantamiento árabe contra los turcos, y presenció y filmó numerosas acciones de guerra, así como algunas de las interminables reuniones con los jeques de las tribus del desierto en que se decidía el futuro de Arabia. De vuelta a casa, fascinado con la personalidad de Lawrence, montaría un espectáculo audiovisual que otorgaría al inglés una fama no deseada, pero que fue la que motivó que el propio Churchill lo llamara a su gabinete como asesor de asuntos árabes. Ésta es la narración de aquel encuentro en Arabia.
