Debido a que muchas secuencias de genes están patentadas, un médico que las utilice para tratar enfermos podría estar violando una patente; como el FBI considera que pueden amenazar la seguridad nacional, ha confiscado tesis doctorales sobre fisión nuclear; como algunos individuos han diseñado programas informáticos para utilizar con sus propios trenes en miniatura, han sido demandados. Y si bien muchas personas creen que nunca se ha tenido tanto acceso a la información como en el mundo de hoy, Robert Laughlin muestra, en este libro, que ello no es así: sumergida en un inmenso mar de publicidad y 'spam', la mayor parte de la información realmente valiosa.