En nuestra era el modelo de Estado-nación protagonista de la ordenación jurídico-política desde la Paz de Westfalia se diluye ante los nuevos referentes geográficos surgidos en un contexto de interdependencias, reciprocidades y multilateralidad. En este nuevo escenario, la desterritorialización de la economía ha desatado una amplia reacción de efectos que alcanzan de lleno al paradigma tradicional del derecho y de la política, generando nuevas formas de gobernanza transnacional en virtud de las cuales se consagra el predominio del sistema económico-financiero mundial sobre el sistema jurídico-político nacional. Los desafíos del orden internacional no pueden seguir quedando al margen de la propia dinámica de los acontecimientos jurídicos y políticos de nuestras democracias contemporáneas. Todo ello revela la insuficiencia creciente del modelo estatal y del paradigma de la dogmática jurídica estatalista para afrontar con éxito desafíos que conciernen a la democracia y a la realización efectiva de los derechos humanos. Las nuevas aportaciones del constitucionalismo contemporáneo conectan esta crisis del Estado