Introducción
Biología del estar con.
El embrujamiento es un producto de la evolución.
Los animales están embrujados.
Doble fascinación del hombre mediante los sonidos y el lenguaje.
EL CUERPO
Primeros hechizos.
La fascinación aparece ya con el nacimiento.
Desde la Antigüedad, la psicoterapia es un hechizo.
Mundos animales y mundos humanos.
La distancia entre el hombre y el animal nos obliga a elegir entre el que habla y el que no habla.
Filogénesis de los cerebros.
Semiotización del mundo de los seres vivos: insectos, abejas, abejorros y libélulas. La imantación entre dos cuerpos.
Coexistir.
El orden reina antes de la verbalización.
Cuando aparece el individuo, los lobos se organizan.
La ficción conductual de los monos, prueba de inteligencia preverbal.
La boca hechizada.
Etología comparativa: sonata Claro de luna y fútbol en los macacos
El retraso biológico da tiempo para la representación.
La boca de las mariposas, gaviotas y mamíferos.
Compartir un alimento.
En el mundo de los seres vivos, los orígenes de la alteridad pasan por el alimento.
Los herbívoros se reúnen para pastar, los lobos se distribuyen las tareas para la caza, las palabras maternas vibran en los labios del bebé.
El ritmo de la succión, esbozo conductual del turno de habla.
El niño que toma el pecho ya se relaciona con la historia de la madre.
La dramaturgia de las comidas.
La teatralización de la alimentación: gestos, labios y cucharilla.
Demasiada satisfacción desespera.
Comer, hablar y besar.
Hablar mal no es un trastorno de la palabra.
Un alimento nuevo es un mundo nuevo.
Meter las manos en el puré es compartir un mundo intermental.
Compartir la leche en el caso del los paros carboneros, ritual culinario de los macacos, aprendizaje del beso en la cría humana.
Mesas y culturas.
Compartir la carne en el caso de los animales.
Prohibir la carne en el caso de los humanos.
Nuevos ritos alimentarios de los adolescentes.
Dar la muerte para crear la cultura.
Efecto vinculante de la cosecha.
Dar la muerte para inventar lo social y escapar a la naturaleza.
Los animales cazadores dan inicio a la cultura.
¿Podemos comernos a nuestros hijos?
Insectos y carnívoros no se privan de hacerlo.
Alteración de las conductas alimentarias en los animales.
Cómo no considerar al propio hijo como una presa.
Historia del infanticidio.
Antropofagia ritual.
Sacrificio moderno de los hijos.
Origen afectivo de los trastornos alimentarios.
Obesidad en los gatos.
La pica en los humanos o cómo tragar materiales.
El cerebro da órdenes a la boca que habla y a las manos que fabrican.
El niño que regurgita evoca a su madre.
La anorexia, la bulimia, la cleptomanía y la compulsión a comprar participan en estos movimientos de incorporación.
Efecto tranquilizador del pulgar.
La boca, el cerebro y la palabra.
Comer, beber, respirar, cantar, orar: la boca es una encrucijada regida por el cerebro.
Los tres cerebros son necesarios para la vida.
Cuando nos encontramos para hablar, inventamos un cuarto cerebro.
El cerebro, órgano del pensamiento, posibilita la palabra que instrumenta el pensamiento.
Comparación de cerebros en los animales, en los que gradualmente aparece un lóbulo prefrontal que responde a estímulos ausentes.
Para felicidad de los lobotomizados.
El presente no existe.
Sin angustia, nuestra vida perdería todo sentido.
Vivir y hablar en el tiempo presente impediría la sociabilidad.
De la evolución del cuerpo a la revolución de la mente.
Elogio de la angustia que nos impulsa al encuentro y a la creación.
A la inteligencia del cuerpo, posibilitada por el cerebro, se agrega la inteligencia colectiva, posibilitada por la palabra.
Al pensamiento perceptivo y emocional que compartimos con los animales, se agrega el pensamiento conceptual.
En todo ser vivo, el sueño es un prepensamiento en imágenes que da origen al mundo psíquico.
2. EL ENTORNO
El individuo poroso.
La hipnosis es una propiedad corriente de los seres vivos.
La tentación cientificista y la recuperación en la feria han desperdiciado un fenómeno fundamental para todos los seres vivos.
El efecto civilizador de los perros, gatos y animales domésticos pasa por la hipnosis.
Los cinco sentidos le sirven como mediadores.
Las palmadas para conciliar el sueño, los rostros, la música, las cascadas y el fuego componen una semiótica sensorial.
Emisores de encanto animales y humanos.
Todo recién nacido está hechizado por su madre.
Barracudas y caballas, multitudes y líderes, la hipnosis de todo lo que vive pasa por la captación sensorial en la que las palabras son una trampa.
El miedo y la angustia, o la felicidad de estar poseído.
La función del hechizo consiste en que nos fusionemos, con los peñascos si uno es una gaviota, con el ser que amamos si somos humanos.
Efecto tranquilizador de la hipnosis en los corderos.
La angustia, motor de la evolución.
El imprinting graba al otro dentro de nosotros, lo cual nos brinda seguridad.
Categorías del mundo en los polluelos.
La ontogénesis no es la historia.
La vida psicosensorial de los fetos.
Llanto del recién nacido y auxilio de la madre.
Potencia material de las palabras "bastardo" y "abandono".
Perros sustitutos y elección del nombre.
Vincent van Gogh, Salvador Dalí y Eden, el setter, se enfermaron a causa de una representación.
Equívocos entre especies.
La elección del nombre que se le pone al otro rige su destino y da vida a las fantasías.
El perro significante.
La elección del perro habla del propietario: perros grandes y barrios elegantes, pastores alemanes y suburbios, perros chiquititos y omnipotencia.
Historia de las primeras interacciones.
El objeto "conducta" permite descubrir el continente de las primeras relaciones.
Cuando a Edipo se le manifestó el complejo, ya había tenido cuatro hijos con su madre.
Hijos y madres son coautores del encuentro.
Antes del nacimiento.
Vida prenatal de los polluelos, los marsupiales y los humanos.
Los seis sentidos de la cría humana.
Después del nacimiento.
Todos los que nacieron de un huevo están obligados a la alteridad.
La inteligencia preverbal es sensorial.
Agresión a pecho armado.
Diálogo preverbal.
Cómo la historia se transmite en el cuerpo a cuerpo.
Las primeras palabras sensoriales modelan el cerebro y el destino de los recién nacidos.
Geniecillos e hisopos.
Otra vez hemos olvidado al padre.
Es necesario viajar para descubrir el
Desde el nacimientos nos dejamos fascinar, hechizar e hipnotizar por el mundo y los otros que nos rodean. ¿Cuál es este poder oculto que nos gobierna y nos obliga a quedar capturados por los gestos, la mirada y la voz de los otros? Esta reacción la compartimos con todos los animales que al nacer necesitan el cuidado de otros para poder sobrevivir.
La fascinación que nos liga a nuestro mundo es un producto de la evolución. Pero, si los animales quedan hechizados por los sentidos cuando perciben el olor, el color o la postura de otros, para los humanos se añade otro tipo de hechizo: los significados que cada uno atribuye a las cosas hechizando, a su vez, el mundo y recreándolo como su mundo mental. Cuando los humanos conversan con otros sobre y desde su representación particular del mundo, no saben cuál es la del otro y, sin embargo, nos sirve para comunicar. Y este mundo puramente mental no está separado de nuestro físico, porque todo nuestro organismo está penetrado por los significados que creamos.
Esta obra ofrece un amplio panorama de los aspectos más sutiles y sorprendentes del comportamiento humano y su desarrollo. Boris Cyrulnik lo compara a cada paso con las conductas de las más diversas especies animales. A la vista de sus asombrosas capacidades y actitudes, sólo recientemente descubiertas y reconocidas, cabe preguntar qué queda aún como lo específicamente humano. El autor intenta responder desde la etología humana a la pregunta por nuestro lugar en el mundo de lo viviente y por nuestro estatuto en este planeta.