Hace 500 años dieciocho hombres a las órdenes de Juan Sebastián Elcano regresaron a Sanlúcar de Barrameda y Sevilla después de dar la vuelta al mundo. Habían cruzado tres océanos arriesgando sus vidas en busca de las preciadas especias, por entonces consideradas el mejor conservante de alimentos. Sin embargo, tres años atrás las cinco naos que emprendieron aquella aventura atesoraban en sus bodegas un valioso ingrediente cuyas propiedades eran comparables al poder preservador de las especias: el aceite de oliva. Traído a la Península Ibérica por los fenicios, impulsado desde Hispania por los romanos como parte del proceso de romanización que extendieron por todas las provincias del Imperio, el aceite de oliva fue, además de alimento un elemento de distinción religiosa en la España medieval. Con el descubrimiento de América y la exploración del océano Pacífico, el aceite de oliva se convirtió en el ingrediente que mejor representó el mestizaje culinario entre el Nuevo y el Viejo Mundo y en un referente de lo que hoy llamamos primera globalización.
Este libro incluye recetas con Historia de distintas