El psicoanálisis y la Biblia se basan en relatos que dan cuenta, cada uno, de experiencias del inconsciente y de experiencias de lo divino. Sin embargo, no faltan barreras a esa doble visión de los textos psicoanalíticos y de los textos bíblicos, como demuestra la desconfianza mutua entre el psianálisis y la religión.
La autora denuncia un «respeto excesivo» en la lectura de la Biblia, respeto que nos incapacita para hacer una lectura ágil, de encontrar una entrada nueva, de apropiarnos personalmente de su contenido. Si tan sagrado lo consideramos, el texto bíblico nos puede esclavizar. La propuesta de Balmary es leer la Biblia desde el psicoanálisis para entender por qué nuestra cultura, que ha conservado el texto de las Escrituras, parece al mismo tiempo esconderlas.
La doble lectura de Marie Balmary se posiciona en un espacio peculiar: «Tratándose de las Escrituras a las que se remite la fe, debo precisar que no me posiciono aquí ni como creyente ni como no creyente. ¿Sería más razonable decir que lo hago a la vez como creyente y como no creyente? ¿Qué hijo de los hombres puede pretender ser únicamente uno, únicamente otro?».