En este relato, escrito en 1964, Julio Cortázar narra un fabuloso atasco en la autopista entre Fontainebleau y París un domingo por la tarde. En realidad se tratade una metáfora de nuestras propias vidas: vivimos atrpados en una rutina. Cada persona en su automóvil, identificada por su marca o modelo, tiene como objetivo llegar a París para realizar una determinada tarea. Un accidente hará que compartan un mismo tiempo y lugar, la autopista, durante varios días.
Aunque se irán fenerando grupos para poder subsistir, cada protagonista vive su propia soledad.