La disparatada bruja Lula procede del país de
Grimmsonlandia. Ha sido transportada hasta
el mundo real por sus superiores en la víspera
de Halloween, pero ella no sabe qué tiene que
hacer exactamente. Tiene un zorro por mascota,
porque detesta los gatos, padece de vértigo a
las alturas y considera que las escobas no son
para volar, sino para barrer toda la inmundicia
que los humanos dejan en los bosques. Por
suerte, cuenta con Chester, un funcionario de
Grimmsonlandia que debe guiarla por el mundo
real.