El Magreb, y especialmente Marruecos, es una de las líneas prioritarias de la política exterior española. Pero ¿cuáles son las coordenadas que rigen esta política con un socio tan complejo como es Marruecos?, ¿se debe reformular el actual modelo de relación entre los dos países? La crisis de Perejil puso de manifiesto la existencia de una serie de elementos estructurales (Sáhara occidental, Ceuta y Melilla, migraciones y pesca) que, según la coyuntura política del momento, se instrumentalizan al servicio de los intereses de las partes, lo que introduce una "conflictividad cíclica" enquistada dentro de la temática global de la agenda diplomática bilateral. La complejidad y las interconexiones de estas relaciones superan el estricto marco bilateral, pues están conectadas con los procesos que se desarrollan en el ámbito de la Unión Europea, en el Mediterráneo y en el área intramagrebí.