El fenómeno ovni es posiblemente la gran mitología del siglo xx. En
1947 los platillos volantes irrumpieron en un mundo en plena deriva
materialista, enajenado. Estos artefactos y sus tripulantes, envueltos
en un disfraz tecnológico y de apariencia extraterrestre, devolvieron
al hombre contemporáneo a los arrinconados aspectos mágicos,
trascendentes, espirituales e irracionales.
Antes y después de esa fecha, otros dos sucesos extraordinarios dieron
origen a la era moderna de la exploración de la conciencia: en 1943, el
químico Albert Hofmann realizó su célebre experimento con LSD, y en
1955, por primera vez un occidental, Gordon Wasson, consumió hongos
psilocibios en un secreto ritual indígena. Sin embargo, tanto la experiencia
visionaria transpersonal como el fenómeno de los misteriosos objetos en
los cielos fueron marginados por la hegemónica modernidad.
