El análisis de los textos en los que se forja el extraño concepto de libertinismo ?término con el que los más feroces apologistas de la religión cristiana designan peyorativamente, en la primera Modernidad, a escépticos, deístas, epicúreos, ateístas de toda condición, incluso a ciertos místicos? revela la importancia que la teología ha tenido en la configuración del espacio intelectual moderno, así como su decisivo influjo en la determinación de las categorías sobre las que ha girado la reflexión filosófica más sistemática ?y a la que más atención suele prestarse? de la época: la cartesiana.