Ananás, es un hombre corriente, que aloja en su cabeza la íntima aprensión de los decepcionados y busca darle salida en una andadura que irresoluto no emprende. Convertido en escéptico, se inventa desesperos que lo justifiquen y para no darse por perdido fantasea con figuraciones contra el convencionalismo. Transita, entre anhelos y cautelas, por una ciudad que se agita en medio de complacencias y enojos en la que topa con personajes estrafalarios, cínicos y embarullados que ruedan y salpican irrefrenables. Contradictorio, censura el mundo a que se ha adaptado, aplaude de lo que discrepa y quiere volar sin despegar los pies del suelo. Sobrevive, tratando de emocionarse y arder con frío. Su exesposa y un amigo, son el hilo conductor de su inacabada odisea, en la que puesto entre la nostalgia y lo venidero, no acaba de diagnosticarse el arreglo que le conviene.