PIERCE, JESSICA / BEKOFF, MARC
Todos los días aprendemos cosas nuevas y sorprendentes sobre la inteligencia y la capacidad emocional de los animales, algo que solemos obviar con demasiada frecuencia. Y así nos encontramos con que las ratas juegan y ríen y, por consiguiente, muestran empatía, o que podemos saber lo que sienten las vacas si prestamos atención a sus orejas y morros. A veces, nosotros, los seres humanos, transformamos este tipo de conocimientos en compasión hacia otros animales, como hemos podido ver recientemente en los casos del león Cecil o del gorila Harambe. Pero, en su conjunto, la creciente comprensión de lo que sienten los animales no está dando como resultado que los tratemos con mayor respecto.