El Yo se vive desde cada uno. Ese Yo se construye, fundamentalmente, desde pequeños, y ocupa el tiempo de toda la vida. La permanente reflexión y las buenas directrices en la construcción de nuestro Yo son los dos elementos claves para formarnos idea verdadera de lo que somos y seremos.
De paso, se embarca el autor en señalar la superioridad de un Autoconcepto bien construido sobre la Autoestima, que -al parecer- encierra apreciaciones más subjetivas.
sus orientaciones, extraídas de los diferentes momentos de la evolución de la humanidad en el descubrimiento de sus valores, vienen a ayudar a padres y educadores en la construcción de la personalidad, de lo que auténticamente son nuestros hijos y alumnos. La narración de algunas de sus propias vivencias es sugerfente y el estilo resulta inteligible y ameno.