El fenómeno del afrancesamiento y el problema de los afrancesados es un hecho capital en la historia de España. Marañón lo consideró como 'uno de los problemas más arduos de nuestra historia'. Desde el punto de vista de su compromiso político con los ocupantes del país durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), su caso es excepcional en la Europa de su tiempo en cuanto a su profundo desgarro, que llegó a enfrentar a los españoles en dos bandos opuestos con historias humanas cargadas de dramatismo. Lo mismo que ocurrió dentro de la Iglesia, en la que fueron muchos los miembros del clero que de una manera u otra colaboraron con los ocupantes, participando en una guerra fratricida que tuvo mucho de guerra de religión. Tema este de gran calado religioso, político, social y cultural cuyas consecuencias catastróficas habrán de proyectarse hacia el futuro.