La conquista de la jornada laboral de las ocho horas fue el resultado de una lucha titánica del movimiento obrero organizado que, desde los lejanos años de la Primera Internacional, se reivindicaba. En este aspecto reivindicativo se desarrolló la historia de la Confederación Nacional del Trabajo, desde sus inicios fundacionales en 1910 hasta el Congreso de Sants de 1918.