Queridas niñas y wueridos niños:
He escrito este libro para proporcionaros algunas herramientas de protresta contra nosotros, los adultos, para cuando nos portemos mal y no respetemos los importantes compromisos y promesas que os hicimos en la Convenciñon de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño del 20 de noviembre de 1989, y reconocida por todos los países del mundo. Mi primer objetivo es daros a conocer vuestros derechos, especialmente aquellos que os hacen ciudadanos. El segundo, ayudaros a protestar, por ejemplo, cuando no escuchamos vuestras propuestas, cuando no os dejamos tiempo libre parsa jugar, cuando no os dejamos salir de casa solos para ir a la escuela o a jugar con vuestro amigos y amigas; o también para hacerlo ante las autoridades de la ciudad, cuando se preocupan más por los automóviles y el tráfico que por los niños y niñas y sus derechos.
Estimados colegas adultos:
El gran pedagogo polaco Janusz Korczak afirmaba que los niños tienen derecho a protestar ante las injusticias. Estoy convencido de que si los adultos reconocemos nuestros errores y ayudamos a nuestros hijos y alumnos a protestar, su estima y cariño por nosotros aumentará.