Desde que Marx publicó en 1844 su artículo Sobre la cuestión judía, no se trata ya, solamente, de obtener la emancipación política, sino de llegar a la altura de la "emancipación humana". Esta intervención del joven Marx -jurista y publicista político, de madre judía- suscitó desde que fuera enunciada, un sinnúmero de polémicas y consideraciones diversas, en un arco que va desde su cuestionamiento por sus supuestos afectos antijudíos, hasta su exégesis por atisbar elementos germinales que se desenvolverán a lo largo de toda su obra. En este registro, la cuestión judía es así solo la ocasión y el pretexto para explorar los límites de la emancipación política y para emprender la crítica de Marx hacia el Estado político.
Volver a la cuestión judía, desde la perspectiva de los oprimidos, constituye hoy, después de los sucesos fatídicos del siglo XX, como el caso Dreyfuss, el genocidio nazi, el antisemitismo burocrático en la Unión Soviética y la creación del Estado de Israel y su actual encerrona, relevar las condiciones históricas que determinaron las relaciones entre judaísmo, capitalismo y cristianismo, como también contradecir el optimismo internacionalista del socialismo judío y de sus militantes.